EDITORIAL: Dejar morir hospitales es dejar morir personas
Durante las últimas semanas hemos sido testigos, a través de diversas notas de prensa difundidas en varios medios, de distintas situaciones hospitalarias que dan cuenta de una crisis financiera generalizada en nuestro país y que se arrastra desde hace varias décadas, producto de un sistema que fue desmantelado durante la dictadura militar y que hasta el día de hoy el Estado de Chile no ha sido capaz de recuperar en beneficio del negocio privado, con perjuicio a más del 80% de la población que se atiende en ella. Hace unos días veíamos el caso del hospital Van Buren, el cual se suma a otros como el Sótero del Río, el San Borja Arriarán, el San Juan de Dios, el de La Serena y el Padre Hurtado son los más estrechos financieramente según el informe oficial del primer semestre de la Subsecretaría de Redes Asistenciales. Una crisis financiera en la que 39 hospitales superan los $ 1.000 millones de deuda y que hace absolutamente insuficiente la inyección de $110 mil millones de pesos a la red pública anunciada por el subsecretario de Redes Asistenciales, Osvaldo Salgado.
Como gremio de la Salud Pública, no sólo hemos denunciado esta situación, sino que también hemos emplazado al gobierno por este déficit presupuestario del sector que se refleja en esta compleja situación por la que atraviesan hospitales públicos, consultorios y Cesfam, lo que hace urgente que Hacienda entregue mayores recursos para poder mantener el funcionamiento de los establecimientos y la atención de la población, haciéndose cargo en términos presupuestarios de resolver de manera estructural la asignación de los recursos a través de un Presupuesto 2025 que esté a la altura de las necesidades, entregando una inyección adicional para las listas de espera y así también incidir en una mayor seguridad del personal que atiende en los establecimientos de Salud, así como para que también los establecimientos puedan llegar a fin de año.
Por ello, hoy se necesita con urgencia legislar, poner recursos que se puedan redistribuir con la misma energía y prontitud que surgió para salvar al sistema privado de Salud a través de una, denominada, ley corta de ISAPRES, de manera de poder dar solución inmediata a los déficits en presupuestos del periodo 2024 de los hospitales y el pago de deudas declaradas, trasparentando la situación particular de cada una. En dicho contexto, se requiere una Reforma profunda del sistema de Salud público, con participación ciudadana en la toma de decisiones, con inversión que permita mejorar la gestión, más, la implementación del Trabajo Decente para las y los Trabajadores. No podemos salvar a las ISAPRES y dejar morir a los hospitales públicos, que es donde se atiende el 85% de la población y donde está el equipo de salud que puso todo su compromiso y esfuerzo para velar y cuidar el derecho a la vida y a la salud de los habitantes del país. Dejar morir hospitales es dejar morir personas.