EDITORIAL: La necesidad de rearticular el tejido social
Finalizadas las extensas celebraciones de Fiestas Patrias, el regreso a la realidad nos trae de vuelta a un país en el cual demandas sociales como el derecho a la Salud, Pensiones, Educación y Vivienda, surgidas desde necesidades objetivas, siguen vigentes según todas las encuestas de opinión, demostrando que la población no sólo está preocupada por temas de seguridad ante la delincuencia común, sino también de seguridad social ante los abusos de la delincuencia de cuello y corbata, que en los últimos días han ido a la par luego de conocidos el caso Audios y, más recientemente, el pago de 17 millones mensuales de una universidad privada -que recibe 100 mil millones de pesos al año por concepto de CAE y becas- a Marcela Cubillos, ex ministra de Sebastián Piñera y que desarrolló una participación activa como convencional constituyente en lo que fue el rechazo a la propuesta que, precisamente, contemplaba cambios profundos a nivel constitucional en materias de derechos sociales y combate a la corrupción. Una corrupción que fue uno de los motivos del estallido social como expresión de hastío e indignación popular ante los abusos y la impunidad de un sistema, de un modelo, diseñado y manejado para beneficios particulares en perjuicio de necesidades y derechos sociales de millones de chilenos y chilenas.
Habiendo pasado más de medio siglo desde la imposición brutal del actual modelo hecho a la medida de unos cuantos y casi 5 años ya desde un estallido social que nos hizo pensar que nuestro país había despertado, lo cierto es que hoy parecemos habernos quedado nuevamente dormidos. Ninguna de las demandas que movilizaron a millones de chilenos y chilenas en el país han encontrado respuesta. El Estado de Chile sigue en deuda con la garantía de derechos sociales, como Salud, Pensiones, Educación y Vivienda, que son fundamentales para el futuro de un país que quiera llegar al desarrollo. Demandas por las cuales muchos y muchas salieron a las calles en todo el país, exigiendo un buen vivir, con grandes costos en algunos casos, perdiendo la libertad por razones políticas y siendo mutilados y violentados en esta lucha para lograr los cambios necesarios que permitieran la recuperación de derechos vulnerados por tanto tiempo. Un estallido social que nos puso como protagonistas de las demandas que queríamos que se reflejaran en una nueva Constitución política para Chile, pero cuyo primer proceso que se vio truncado por una feroz campaña de desinformación orquestada desde el primer momento para hacer fracasar este primer proceso, lo que finalmente ocurrió.
En este contexto, el actual escenario político-social nos demanda abordar estrategias de rearticulación del movimiento social, esto en pro de demandas sociales que siguen vigentes y que no han tenido respuesta por parte de las autoridades políticas, ante lo cual resulta necesario reagrupar las fuerzas sociales y confluir en acuerdos que permitan potenciar las luchas y avanzar, como agentes movilizadores y de cambio, en la reconstrucción del tejido social que permita recuperar la demanda ciudadana en las calles. Rearticular al movimiento social que representó las demandas sociales levantadas en octubre del 2019. Para ello, como CONFEDEPRUS creemos que es muy importante el tema de formación ciudadana a través de espacios de diálogo político que permitan movilizar a la gente. Somos conscientes de que tenemos tareas pendientes para resolver, temas fundamentales para la sociedad chilena como son la Salud, Pensiones, Educación, el trabajo decente, la disponibilidad de agua y la Vivienda, entre otras que son determinantes sociales de la Salud y a pesar de todas las adversidades, no claudicaremos en esta lucha, con la que no sólo tenemos un compromiso gremial, sino también moral.
