EDITORIAL: Presupuesto para Salud Pública: más que un gasto, una inversión
Como todos los años, el tema del próximo presupuesto público comienza a tomar forma dentro del tercer cuatrimestre, dentro del cual se define el gasto y las políticas públicas de cara al Presupuesto 2025, de manera de establecer parámetros que permitan determinar los recursos disponibles previo a su envío al Congreso y votación en noviembre, para su promulgación en diciembre como ley. Proceso en cual las autoridades de gobierno han señalado que lo que se pretende es garantizar una respuesta efectiva y eficiente a las necesidades de las personas, por lo que el gasto público que se realiza desde el Estado tiene que apuntar al bienestar de la ciudadanía mediante ajustes que permitan que los principales ganadores sean las personas. ¿Qué entra en este gasto público? Las políticas de seguridad y defensa, subsidios al transporte y a la energía, los programas de trabajo, planes productivos, así como también pago de jubilaciones, planes sociales, educación y salud, todos conceptos que junto con muchos otros forman parte del Presupuesto 2025.
Un gasto es entendido como una salida de dinero que no regresa, a diferencia de la inversión, que sí va a tener un retorno. En el caso de la Salud, como gremio del sector entendemos este retorno en términos de poder tener una población sana y, consecuentemente con ello, productiva en términos de actividad económica, evitando con ello impactos como son las tasas de ausentismo laboral en distintos sectores, producto de condiciones de trabajo que atentan contra la salud mental y física de las personas. Por ello, cuando se trata de Salud Pública, creemos que el enfoque en términos de entrega de recursos por parte de la autoridad vía presupuesto, en este caso, debería hacerse con una lógica que incorpore todos aquellos elementos que van de la mano con el hecho de tener una Salud Pública de calidad, con recursos, insumos, infraestructura y fundamentalmente calidad de trabajo decente para quienes se desempeñan en este sector, quienes sostenemos la salud y la vida del 80 % de los chilenos y las chilenas. Una población sana es una población productiva económicamente.
Por otra parte, el gasto público que realiza el Estado para efectuar sus fines y sostener su estructura, los recursos que emplea, provienen de las contribuciones que dan los ciudadanos y ciudadanas a través de los impuestos, los mismos y mismas que en su gran mayoría se atienden en el sistema público, por lo que no parece lógico ni mucho menos justo no destinar mayores recursos para mejorar su atención a través de una salud digna, oportuna y de calidad, mejorando las necesidades objetivas del equipo de trabajo. Si el gobierno pretende garantizar una respuesta efectiva y eficiente a las necesidades de las personas, tal como lo ha señalado de cara al Presupuesto 2025, es fundamental entonces inyectar recursos al precarizado y desmantelado sistema público de Salud, partiendo por mejorar las condiciones de trabajo decente de los trabajadores y las trabajadoras que sostienen el sistema y cuidan la salud y la vida de millones de chilenos y chilenas.
Por ello, hacemos un llamado a los legisladores y las legisladoras a tomar en cuenta estos elementos en la discusión presupuestaria para el próximo año, entregando un presupuesto que esté a la altura de las demandas y necesidades del equipo de trabajo y de la población, que no solamente está preocupada según la última encuesta CEP del tema de la seguridad, sino también de sus derechos sociales como Salud y pensiones. Temas que no han sido resueltos y que siguen ocupando los primeros lugares en la preocupación de las personas, lo cual contrasta fuertemente con el nivel de cumplimientos que ha habido de parte del gobierno con nuestro sector.