EDITORIAL: Lactancia materna y trabajo como derechos humanos
El pasado lunes 7 de agosto terminó la Semana Mundial de la Lactancia Materna 2023, cuyo lema y objetivo de este año fue “Hagamos que la lactancia y el trabajo funcionen”. Una frase que, si la analizamos, contiene dos conceptos estrechamente relacionados con la garantía de derechos, tanto humanos como laborales y que finalmente tienen que ver con el trabajo decente, por el cual como gremio de la Salud Pública hemos luchado permanentemente, considerando además que sobre el 70 % del equipo de trabajo de nuestro sector está compuesto por mujeres.
Junto con ello, como CONFEDEPRUS hemos defendido e impulsado otras medidas en la misma dirección, tanto en orden de dotación e infraestructura que permita avanzar en la acreditación de salas cunas, así como garantizar la continuidad del cuidado de los 0 a los 12 años a través de acceso a jardines infantiles y clubes escolares en todos los servicios, por lo cual es relevante poder contar con espacios como las salas de lactancia, que tengan la infraestructura adecuada, cercanos a los espacios de trabajo y que sean universales para todas las funcionarias que deseen libremente mantener la lactancia materna.
Nuestro país mantiene una serie de deudas frente al tema del amamantamiento. Según datos de la última Encuesta Nacional de Lactancia Materna, una de las principales causas por las que las madres en Chile interrumpen la lactancia es la incorporación a los estudios y/o trabajo. Por lo tanto, se hace necesario analizar de qué manera el Estado, las instituciones públicas y privadas y, en definitiva, la sociedad en general, pueden contribuir a que la lactancia sea promovida y mantenida en el contexto laboral, no sólo por las madres y su desempeño laboral, sino porque también la lactancia otorga protección contra las principales enfermedades infectocontagiosas prevalentes en niños y niñas, como las respiratorias y gastrointestinales, disminuyendo los costos en salud y promueve la fidelización de las madres con sus lugares de trabajo.
De esta manera, junto con garantizar derechos maternales y laborales de la mujer, también se asegura el respeto a los derechos de la niñez en su primera etapa, dentro de los cuales el de la lactancia debe tener un lugar prioritario, dada su enorme relevancia para la salud y vida del niño o niña y su posterior desarrollo.
Nuestro país Chile ha implementado una serie de medidas en dirección de promover la lactancia materna; sin embargo, mantener la lactancia materna después de la incorporación al trabajo sigue siendo una materia pendiente. En la actualidad, muchas mujeres ven como un desafío inalcanzable la posibilidad de mantener la práctica del amamantamiento en el contexto laboral, debido a condiciones informales que imposibilitan el acceso a los beneficios de la maternidad, situación que no se ve favorecida si no hay un apoyo y protección a las madres que amamantan en nuestros entornos laborales, a la compañera de trabajo que tiene una jornada laboral menor o más flexible, o que se ausenta para amamantar o practicar la extracción de leche. De esta manera, todos como sociedad podemos contribuir a hacer la lactancia posible, de manera que las madres no tengan que elegir entre amamantar a sus hijo/as o trabajar.
Por todo lo anterior, es importante que los empleadores, en todos los establecimientos de Salud, garanticen la existencia de condiciones necesarias para resguardar este derecho de las mujeres a mantener esta lactancia, que se trata en definitiva de un derecho laboral y humano.